La Industria de la Moda después del COVID-19

En el transcurso de la pandemia hemos observado y vivido de manera directa los cambios más radicales que este virus ha traído a la sociedad, desde la forma de relacionarnos hasta los pensamientos. Si existe un después, será sumamente diferente.

El enfoque de la economía es heterogéneo, probablemente no veamos muchos viejos negocios regresar a su nivel pre-crisis. Dentro de ellos, la industria de la moda y el calzado es uno de los afectados. Sus ventas se desplomaron, dejando millones de prendas en los aparadores de las tiendas (1).

Este suceso solo refleja la superficialidad que representan muchas marcas. Cuando solo podemos recurrir a las necesidades, nos alejamos de las banalidades y ha quedado en evidencia la Fast Fashion como un claro ejemplo.

Asimismo, los hábitos de consumo han cambiado al mismo tiempo que las prendas. Hemos encontrado a las mascarillas como principal accesorio de nuestro atuendo, inclinando la balanza del diseño de modas hacía esta dirección (2). 

El cambio climático y la radiación UV

Por otro lado, en los últimos años ha incrementando considerablemente la contaminación en el medio ambiente, viviendo climas cada vez más extremos. Las lluvias a veces no llegan en temporada, el calor puede convertirse en algo insoportable, así como las altas temperaturas que exponen la luz UV en la piel (3).

Esto simboliza un aumento en enfermedades y problemas de salud a raíz de las circunstancias actuales. Si bien, existen bloqueadores solares y protección contra los rayos ultravioleta. Pero ocasionalmente no basta, es necesario recurrir a otros métodos.

En tema textil, la ropa con poliéster o lana son las mejores opciones para protegerte. De igual manera, el algodón, la seda natural, las prendas acrílicas y de poliamidas cumplen su función pero de menor manera (4).

La densidad de las fibras y el grosor de la ropa son dos factores importantes, algo que descuida ampliamente la moda rápida. Es por ello debemos darle más valor a la calidad, antes que la cantidad. Como dice la popular frase en México “Lo barato puede salir caro”.

Existe una persona que ha procurado compartir este mensaje, recuperar la industria de la moda y dirigirla hacía un futuro más sustentable, así como responsabilizarse con la cadena de valor y el consumidor final. Es decir, impulsar las marcas que hacen las cosas bien.

Se llama Ximena Valero, una diseñadora con una trayectoria superior a 25 años. Ha colaborado con Victoria Secret & Limited Brands, Lucy Paris, Spread The World, Special Kellog’s, Barbie de Matell,; Sus colecciones rodearon el globo terráqueo, teniendo presencia a nivel internacional.

Sin embargo, conocer las entrañas de este gigantesco mercado la llevó a replantearse como podía aportar un granito de arena y promover un mejor futuro. Creando su nueva imagen, caracterizada por alzar la voz y ser líder de este cambio.

Actualmente ofrece servicios de consultoría que favorecen una sana relación entre la industria de la moda y el medio ambiente, buscando siempre el bienestar de las personas. Ella menciona que inicialmente las prendas de ropa nacieron para satisfacer necesidades, donde se veía reflejado el avance de la sociedad; Nuevos pensamientos, normas y libertades.

En cambio, en los últimos años solo se ha procurado incrementar las ganancias a toda costa, descuidando el propósito inicial.

Esto hace evidente que debemos de cambiar, y como consumidores tenemos un papel fundamental. Tomar decisiones más sensatas y responsables al momento de adquirir ropa, alternativas existen, solo hace falta apoyarlas.

 

Por Ximena Valero

Editor  Evan
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